Retomando las historias que tendemos a olvidar
“Recuerdo de niño a mi abuela siempre decir que Cuba iba a pagar muy caro, por los próximos cien años, lo que le habían hecho a los refugiados judíos.”
Pasaron muchos años para que Armando Lucas Correa lograra desentrañar la historia detrás de esta enigmática frase. Cuando, al igual de tantos otros de su generación, se va y deja la isla atrás, lleva consigo este recuerdo al lado de los sueños que le acompañan desde sus primeros años en Cuba: ser padre y escribir.
Nacido en Guantánamo en 1959, estudió Teatrología y Dramaturgia en el Instituto Superior de Arte (ISA), fue editor de la revista de artes escénicas Tablas, asesor teatral del grupo El Público, y dictó clases en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, fundada por Gabriel García Márquez. En 1991 fue invitado por el profesor Randy Martin, del Instituto Pratt de Nueva York, para impartir un taller sobre sociología y teatro.
A pesar de haber desarrollado una carrera como crítico de teatro y danza, abandona Cuba para comenzar de nuevo y rehacer su vida. Correa comienza a trabajar como reportero en El Nuevo Herald, en Miami y de ahí regresa a Nueva York, llegando a ser editor en jefe de People en español, la revista de mayor circulación en habla hispana de los Estados Unidos, lo que le permite viajar y conocer a grandes celebridades del mundo del entretenimiento.
Pero entre todos los retos y vivencias que conllevan el haber alcanzado el éxito profesional y de vencer obstáculos y prejuicios en su vida personal, es la experiencia de ser padre la que le marca profundamente y le da un giro a su vida, señalando también el inicio de su carrera como autor. En 2009 publica su primer libro, En busca de Emma: Dos padres, una hija y el sueño de una familia, donde expone las trampas que el destino le puso para alcanzar la paternidad. A éste le sigue en rápida sucesión la trilogía que incluye La niña alemana, La hija olvidada y La viajera nocturna, en la cual trabaja actualmente.
No fue sino hasta 2016 cuando, después de entregar el borrador final de La niña alemana, regresa a Cuba, recorre sus calles y visita los lugares donde se desarrolla su narración, en especial, el muelle y el sitio exacto de la tragedia del Saint Louis en la cual se inspira y sirve como punto de partida para su novela.
La niña alemana es el primer libro de una trilogía. Hablemos un poco cómo empieza y hacia dónde va.
Cuando publico En busca de Emma, Johanna Castillo editora de Simon & Schuster lee el libro y me pide que escriba una novela. Los escritores siempre tenemos una novela guardada debajo de la cama, como dicen en Cuba, y cuando le cuento la historia del Saint Louis se fascinó. Ya en el proceso de sellar el libro y viajando a los lugares donde sucedió esta tragedia, me di cuenta de que tenía demasiado material y decido hacer tres libros.
La niña alemana está basada en un hecho histórico: el 13 de mayo de 1939, novecientos treinta y siete refugiados judíos alemanes abordaron el trasatlántico Saint Louis en el puerto de Hamburgo con destino a La Habana huyendo de la locura del nazismo que se había apoderado de su país. Aunque tenían premisos de desembarque, fueron rechazados por Cuba. Estados Unidos y Canadá también les negaron la entrada. Diversos documentos revelan el temor de Estados Unidos a la llegada de tantos refugiados y es muy posible que el Departamento de Estado presionara a Cuba y los países vecinos para que no los aceptaran. Fueron devueltos a Europa. La mayoría, al desatarse la guerra, terminaron en campos de exterminio.
En el segundo caso, La hija olvidada, tomo la historia de Oradour-Sur-Glane, esta pequeña aldea en el sur de Francia, donde nunca en su vida habían visto un nazi, los nazis estaban en Limoge, en las grandes ciudades. Un sábado en la mañana de junio de 1944 llegaron las SS nazis, y mandaron a toda la población que se concentraran en la plaza. Encerraron dentro de la iglesia a más de 600 mujeres con sus hijos y los quemaron vivas. A los hombres los fusilaron.
El último libro trata sobre las leyes de Eugenic o eugenesia, que llevan a Hitler a esterilizar o a enviar a campos de concentración a los que tuvieran deformaciones físicas, problemas mentales o fueran mischlin (mezclados), los llamados Black Germans, hijos de mujeres alemanas con negros de las colonias. La viajera nocturna es, esencialmente, la historia de esta madre desesperada, una poeta alemana, tratando de sacar a esta hija mischlin, a la que tuvo con un negro y logra sacarla con una familia judía en un barco hacia Cuba. El día que envía a su hija fuera de Alemania escribe un poema, que se llama The night traveler donde dice que, de noche, todos tenemos el mismo color.
Son tres libros independientes con un enlace sutil con el Saint Louis. ¿Qué los une? En los tres estoy tomando historias de las cuales preferimos no hablar o no recordar. La historia del Saint Louis el mundo entero la delegó a un segundo plano. Es muy fácil decir que Hitler mató a más de 6 millones de judíos, decir que provocó la Segunda Guerra Mundial y al final murieron alrededor de 60 millones en el mundo. Pero cuando tú dices que parte de la tragedia fue porque Estados Unidos, Canadá y Cuba les negaron asilo a este grupo de refugiados, ahí entonces es mejor callar. Tomó mucho tiempo para que el presidente Obama o el primer ministro Trudeau invitaran a los sobrevivientes del St. Louis y pidieran disculpas en las sedes de su gobierno. En Cuba, 79 años más tarde, todavía estamos esperando que se reconozca la tragedia – es algo que preferimos olvidar.
El pueblo de Oradour-Sur-Glane desapareció de la faz de la tierra y ¿por qué no hablamos de esto? Porque no fueron sólo los nazis los que masacraron a la población, ellos fueron ayudados por los gendarmes franceses. Charles de Gaulle construyó un memorial, pero tú vas hoy a París y muy pocos recuerdan Oradour-Sur-Glane.
Publicado originalmente en la Sección Sociedad letraurbana.com Edición 42
Encuentra el artículo completo en http://letraurbana.com/articulos/retomando-las-historias-que-tendemos-a-olvidar/